Derecho de réplica
Por Esteban Romero Sandoval
El sábado 2 y domingo 3 de octubre se llevó a cabo la actividad “Derecho de réplica” dentro del Complejo Cultural Los Pinos, la cual consistió de un ejercicio de participación en donde los visitantes tuvieron la oportunidad de dejar un mensaje de respuesta a los expresidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, presentes a través de las estatuas que los representan sobre la “Calzada de los presidentes”.
La actividad tuvo como objetivo reflexionar con el público situaciones como la función de los monumentos y estatuas, la actualidad del cuestionamiento del pasado a través de estos objetos, así como los mecanismos y formas a través de las cuales, las figuras autoritarias (provengan del poder público o del entorno cotidiano) construyen relatos de auto legitimación.
A partir de la pregunta “¿Para qué crees que sirve un monumento?” los participantes señalaron su importancia para recordar hechos importantes, así como su uso para enaltecer figuras históricas. Ante el cuestionamiento de si este enaltecimiento podría ser cuestionable en algunas figuras, surgió constantemente el ejemplo de Cristóbal Colón en Avenida Reforma como ejemplo de un monumento que actualmente provoca crispación social, lo que dio pie a conversar sobre la no permanencia de los valores y discursos que enaltecen los monumentos, así como la posibilidad que la sociedad tiene de interpelar y cuestionar el pasado.
También fue recurrente el cuestionamiento sobre la propia “Calzada de los presidentes” por el enaltecimiento de figuras que no son valoradas positivamente por la sociedad en general, así como por las poses evanecidas y los símbolos que acompañan a las estatuas: niños indígenas, la bandera de México, el programa solidaridad, etc.
Al abordar las figuras de los presidentes Díaz Ordaz y Luis Echeverría, los visitantes, sobre todo quienes vivieron esos sexenios, compartieron sus impresiones sobre aquella época: recuerdos sobre el ambiente familiar proclive a suscribir o negar lo que decía la prensa, el temor o respeto que provocaban las movilizaciones sociales, los familiares involucrados en el movimiento estudiantil o aún en movilizaciones anteriores como la de los médicos, motes populares con que se reconocía al presidente Ordaz como “la mula de Chalchicomula” y los hechos del 2 de octubre.
Para dar pie al diálogo trabajamos con algunas citas de los expresidentes Ordaz y Echeverría en las que en años posteriores a sus gobiernos hicieron una interpretación de los hechos violentos de 1968 y 1971. Compartimos las citas con el público preguntando a su vez si estas correspondían a su experiencia de aquella época, en caso de que la hubieran vivido, o si el tono y la forma de expresarse les recordaban a otras figuras de autoridad.
Algunos las relacionaron con el presente, con autoridades civiles, otros con algunas opiniones paternalistas presentes dentro del hogar. En general la respuesta fue de sorpresa al leer las justificaciones, pues eran desconocidas o las consideraron demasiado cínicas para la dimensión que tuvieron los hechos de 1968 y 1971. Ofrecimos papel y un marcador para que la gente pudiera comunicar sus impresiones sobre lo leído y replicar a las figuras presidenciales. Las respuestas incluyeron consignas del movimiento estudiantil, llamados a la reflexión, recordatorios sobre la importancia de no olvidar, acusaciones de hipocresía y antipatriotismo de parte de los expresidentes, condenas a la represión, etc.
Quizá uno de los hechos más significativos de la actividad y que fue comentado con el público, fue que originalmente además de las réplicas escritas también habría una intervención física sobre las estatuas presidenciales. Estas intervenciones serían efímeras con materiales completamente inofensivos a la conservación física de los monumentos pero que simbólicamente permitieran aludir a los hechos que marcaron su época:
-Guante blanco: en alusión al paramilitarismo que permitió la represión violenta y sin autores reconocidos tanto en 1968 con el “Batallón Olimpia”, como en 1971 con “Los Halcones”.
-Cruz en la boca: como símbolo claro de la falta de diálogo y uso de la represión, serviría también para recordar la marcha del silencio y las estrategias de protesta de los jóvenes durante el movimiento estudiantil.
-Constitución y libro de historia: serían de cartón y estarían sobre la cabeza de los expresidentes, representarían la violación flagrante a los derechos de los manifestantes y la responsabilidad que históricamente tendría el gobierno sobre los actos represivos.
-Frase en un cartel: colgaría del cuello de las estatuas y mostraría una frase expresada por cada presidente, la cual definiría su actitud frente al movimiento estudiantil “Hemos sido tolerantes hasta excesos criticados” de Díaz Ordaz, y “¡Jóvenes fascistas!” de Luis Echeverría.
Al resultar imposible llevar a cabo estas intervenciones de forma física sobre las estatuas ubicadas en el espacio del Complejo Cultural Los Pinos, recurrimos a realizarlas de manera análoga utilizando figuras recortables del guante blanco y la cruz en la boca e invitando al público que así lo quisiera a sostenerlas frente a las estatuas. De esta manera se podría utilizar una cámara para buscar el ángulo correcto desde el que las figuras recortables se superpondrían a los monumentos, completando así la intervención.