Por Mediación educativa

Era el primer trimestre del 2020 y ya teníamos organizados muchos proyectos para los siguientes meses: visitas a escuelas primarias de Tepito, la Guerrero y Tlatelolco, Facultades, Preparatorias, CCH´s, talleres, cursos, visitas mediadas a nuestros museos. Se aproximaban meses de intenso trabajo que se vieron truncados con la llegada del COVID-19, virus que nos quitó la posibilidad de reunirnos y estar en contacto con las personas, elemento fundamental de nuestro trabajo.

Como casi todos los museos y espacios culturales tuvimos que mudarnos al espacio virtual y desde ahí proponer nuevas dinámicas. Al inicio fue muy difícil, tedioso y un tanto frustrante pero poco a poco nos fuimos acostumbrando a vernos y escucharnos por Zoom y comenzamos a vislumbrar posibilidades para sacarle provecho a esta nueva forma de trabajo.

Uno de los aspectos positivos que rescatamos de la situación de encierro fue el hecho de que pudimos establecer vínculos con diferentes personas, organizaciones, colectivos y museos para conversar sobre nuestras situaciones, sentires, pensares, proyectos y problemáticas.

Comenzamos a realizar estos conversatorios de manera constante y cada martes el equipo de Mediación Educativa se reunía por Zoom para escuchar, compartir inquietudes, dudas, experiencias y demás temas que nos ayudaran a enriquecer, cuestionar y reflexionar las prácticas que desde el CCUT estábamos llevando a cabo. Además, este espacio nos permitió acercarnos a conocer proyectos que trabajaban temas que teníamos en común y nos interesaba abordar, cuestiones que no habíamos considerado pero que, al reconocerlas, ahora las tomamos en cuenta para enriquecer nuestro trabajo.

Cuando trabajábamos de manera presencial era muy difícil organizar alguna charla con algún personaje ajeno al CCUT, sin embargo, gracias a la posibilidad de vinculación digital, las barreras espaciales dejaron de ser un impedimento y pudimos conversar con más de 25 museos y espacios culturales tanto de México como de otros países.

Las temáticas que se abordaron fueron diversas, una de las más constantes e interesantes fue sobre el trabajo comunitario, proyectos de construcción de memorias e identidades que llevaban a cabo espacios como el Museo de Arte Contemporáneo de Ecatepec (MArCE), Programación Pública de la Secretaría de Cultura, MUAC e INJUVE. También se abordaron temas como las nuevas prácticas ante la situación del COVID-19; la importancia de la atención a personas con discapacidad; nuevas prácticas y formas de habitar el museo a través de la música, danza, las emociones, la filosofía, el archivo, el juego y lo digital.

Algunos de los espacios extranjeros con los que tuvimos la posibilidad de charlar fueron: Monumento a las víctimas del Terrorismo de Estado, Parque de la Memoria y el Museo Sitio de Memoria ESMA de Argentina; Casa Tres Patios y el Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia; Parque Villa Grimaldi y Museo de Memoria y los Derechos Humanos de Chile; así como el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión social de Perú.

Gracias a estos conversatorios digitales pudimos conocer nuevos espacios y perspectivas de trabajo, proyectos con temas en común, otros contextos y realidades que están viviendo lugares que en un principio pensamos no teníamos algo en común, pero descubrimos que cada uno desde su expertis, teníamos que algo que aportar al otro. Nunca dejamos de aprender y siempre lo hacemos en relación con el otro, solo que ahora esa relación tuvo que realizarse a través del espacio digital, hay que aprovechar estas oportunidades para seguir construyendo comunidad más allá de los límites que hubiéramos imaginado.

“La educación es un elemento fundamentalmente humano que sólo puede darse en la relación con el otro, la educación es hecha por y para el hombre, por lo tanto, este proceso no puede desarrollarse en otro espacio más que en el de las relaciones humanas”. Paulo Freire (1982)