Experiencia de taller “Dibujando el 68” en Los Pinos
Por Roberto Gámez
La política y los movimientos sociales parecen ser temas exclusivos del “mundo adulto”. “Hay que ser gente grande para saber de eso” se llega a decir a veces. Pero ¿Es necesariamente así? Sería importante plantearnos otra pregunta clave: ¿Cuándo comenzamos a ser ciudadanos?
Somos ciudadanos desde el día que nacemos, aunque la capacidad de ejercer esta condición va tomando forma a medida que uno va creciendo. Sin duda los niños, niñas y adolescentes son ciudadanos y, en consecuencia, también tienen derechos políticos y una necesidad natural de expresarse.
Ahora bien, sabemos que hablar de conceptos como autoritarismo o represión, pueden parecernos temas delicados, peligrosos y complejos. Claro que nos asusta que nuestros hijos se acerquen a las manifestaciones y pierdan su vida como sucedió en Tlatelolco, en el contexto del movimiento estudiantil de 1968. Sin embargo, queremos que nuestro país mejore, que cambie, pero a veces queremos que sean otros los que cambien la realidad.
No se trata de promover que los niños y adolescentes asistan a manifestaciones públicas. A lo que me refiero es respecto a cómo formamos conciencia política en los niños y adolescentes.
Las manifestaciones artísticas, por ejemplo y particularmente el cómic, pueden ser una alternativa y una herramienta muy poderosa para poder expresar nuestras inconformidades, sin tener que salir de casa. No se trata tanto de pensar en quién alcanza el poder (aunque el poder siempre esté asociado a los políticos o al Presidente) sino de cómo se ejerce, de reflexionar cuál es el poder que también tengo yo como ciudadano y sobre todo pensar en qué tipo de país quiero tener.
Temas como estos se abordaron en el taller infantil “Dibujando el 68” impartido en el Complejo Cultural Los Pinos, en el marco del 53° aniversario de los hechos lamentables de represión y masacre estudiantil ocurridos en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco, en 1968.
Me gusta mucho rescatar experiencias personales con los asistentes del taller. De hecho, hubo niños que me expresaron sentirse contentos de poder estar ahí en Los Pinos, divirtiéndose y pasando un buen rato con sus padres y hermanos. Sí, ahí donde “antes no se podía entrar porque era la casa de los presidentes”. Sin duda la vida da muchas vueltas, los lugares se resignifican y los discursos se adaptan a los contextos actuales…
El área de Mediación Educativa del CCUT vio la oportunidad para hablar de estos temas con los niños visitantes de Los Pinos. Y para mí, como mediador educativo fue un gusto poder dialogar con ellos mientras dibujaban. Realmente me gustaría que esos niños sean capaces de tomar decisiones políticas y que estén preparados para ello, o que consigan reconocer que existen otras formas de vivir. Que la libertad de expresión es fundamental (no sólo cuando se dice lo que nos gusta).
Aprender a pensar en lo público es una parte fundamental del ciudadano, aunque a veces lo olvidamos. En ese sentido, considero importante seguir hablando de estos temas con los niños y adolescentes, y nunca, nunca dejar de dibujar.
Sin duda impartir este taller fue una grata experiencia y un reto personal importante.