Tu códice tlatelolca
Por Sandra Reyes
Con el objetivo de explorar la manera en la que se transmitía la historia y las tradiciones de los habitantes de México-Tenochtitlan y México-Tlatelolco a través de los códices, generamos este taller. Todo comenzó como parte del proceso de capacitación y acercamiento al nuevo espacio que se estaba creando en el CCUT: Xaltilolli. Un lugar para el encuentro de artes, memorias y resistencias.
Para comenzar a planear el taller fue necesario conocer las distintas temáticas que pueden abordar los códices, reconocer las lecturas y el contexto de cada uno de ellos, ya que nos parece importante contar con la información suficiente y correcta para entablar un diálogo con los niños y niñas sin menospreciar su capacidad intelectual. Uno de nuestros objetivos principales fue generar un espacio de exploración donde los niños pudieran desarrollar su creatividad y la capacidad de reflexionar sobre quiénes son, de dónde vienen y cómo quieren que se les reconozca.
Para ello nos preguntamos ¿Cómo podríamos acercar la mayor cantidad de elementos sobre los códices a los niños para que pudieran reconocer su importancia? y ¿Cómo generar una actividad dinámica para activar y reflexionar sobre un tema que podría parecer caduco y en cierto sentido estático? Decidimos que la mejor manera de comprender una forma de expresión es equiparándola con algo que ya nos es familiar y partir de lo más sencillo a lo más complejo.
El taller tuvo una duración de dos sesiones de dos horas cada una, durante las cuales comenzamos a explicar a los glifos como imágenes que sin palabras transmiten una idea. Pero antes de abordar esto jugamos con los emojis y sus significados, porque es una experiencia cercana a los niños, además de preguntarles si conocen otras formas de comunicación que se asemejen. Entre gifs, memes, emojis y emoticones marcamos la ruta hacia los glifos.
Para conocer los glifos, explicamos dos categorías, el glifo toponímico que es el que nombra a un lugar y el antroponímico usado para nombrar a las personas. La forma más fácil de ejemplificar los glifos de lugar son las figuras del metro, los logos de las delegaciones y municipios. Invitamos a los niños a que intentarán descubrir los nombres de un lugar por medio de sus glifos.
En el caso de los antropónimos fue un poco más difícil, porque estaban compuestos por varios símbolos y podían interpretarse de varias maneras, para esto era necesario leer el nombre y su significado. Teniendo esto, el siguiente paso fue invitar a los niños a generar su propio glifo, a partir de sus experiencias, sus gustos, sus hábitos e incluso del significado literal de su nombre. En el taller se les otorgó herramientas para realizarlos, como una tabla con varios ideogramas para que niños pudieran mezclarlos y darse una idea de cómo sintetizar una palabra, además los apoyamos con los ejemplos de nuestros propios glifos, cada una de nosotras realizó un glifo que representara alguna habilidad, gusto o significado de nuestros nombres.
Después abordamos ejemplos de tres códices para conocer qué historias contaban, a partir de qué elementos lo hacían y quiénes los realizaron. Para este ejercicio se seleccionó el Códice Boturini o La tira de peregrinación, que nos cuenta el recorrido hecho por los mexicas; también usamos el Códice Cruz-Badiano, donde se recuperan los usos de las plantas medicinales; así como el Códice Techialoyan o Nopal genealógico que narra la descendencia de una familia.
Esto nos ayudó a que los niños observarán cómo a partir de imágenes podíamos contar historias, también cada una de nosotras, Nayeli, Karina y Sandra, realizamos nuestros ejemplos de códice, donde cada una retomó alguno de los ejemplos utilizados para crear un códice contemporáneo en donde se plasmaron gustos, historias, emociones y cualquier idea que nos entusiasmara contar a través de este medio de comunicación.
El último momento del taller consistió en realizar nuestro propio códice, el cual se podía realizar en papel bond porque era el material más sencillo de encontrar en nuestras casas, pero también se podía usar manta, playeras viejas o algún trozo de tela, para que al pintar el códice no se rompiera.
El momento más divertido fue cuando creamos nuestros propios pigmentos naturales para pintar los códices y glifos. A partir del extracto de la col morada y la combinación de elementos como limón, vinagre, bicarbonato y cúrcuma cada niño hizo sus mezclas. Resultó muy emocionante ver la sorpresa de los niños al ver las reacciones químicas gracias al nivel de PH de cada elemento, en algunos casos, se usó jacarandas machacadas o algunas frutas que se tenían en casa.
Este taller nos ayudó a reconocer y vivir en carne propia las antiguas dinámicas de comunicación, además los participantes tuvieron la posibilidad de tener un espacio para expresarse, plasmando sus gustos, emociones e ideas que conforman su identidad. Es importante realizar estas actividades para ofrecerle a los niños un espacio de diálogo donde antes de ser juzgados sean escuchados y libres de explorar sus propias decisiones y criterios.
Agradecemos a Rafael Miralrio González y Michelle Alejandra Wong participantes del taller virtual, quienes desde casa crearon sus propios códices y nos comparten algunas fotografías de este proceso.
Esperamos que estos espacios de encuentro y dialogo sigan existiendo.