El memorial efímero toma Los Pinos
Sandra Reyes, Karina Saldivar y José Manuel Sánchez
El Centro Cultural Universitario Tlatelolco asistió al Complejo Cultural Los Pinos con motivo de la conmemoración del aniversario del 2 de octubre de 1968, en esta visita el área de Mediación del CCUT llevó varias actividades para reflexionar sobre el movimiento estudiantil de 1968, los acontecimientos y el contexto que llevaron a la matanza en la Plaza de las Tres Culturas. Para recordar este evento, el memorial efímero hizo presencia después de un largo confinamiento debido a la pandemia, mostrando de una manera muy sintética tanto los acontecimientos nacionales como internacionales, así como el desarrollo del movimiento estudiantil en México hasta su culminación.
Que esta actividad se haya llevado a cabo en Los Pinos tiene un gran simbolismo político, ya que al haber sido residencia de varios presidentes hasta el 2018, muchos de sus habitantes estuvieron involucrados de manera directa e indirecta en crímenes de Estado, entre los que destacan dos figuras políticas emblemáticas para el 68 mexicano, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez. Es así, que incluso podemos pensar que alguno de los pasillos de este antiguo complejo residencial hayan sido testigos de la elaboración de planes que violaban derechos humanos buscando reprimir a grupos políticos y sociales.
Debido a este poderoso simbolismo que tiene Los Pinos en la historia política y social de México, el CCUT presentó la mediación del memorial efímero para despertar el interés y la reflexión crítica sobre 1968, así como los distintos procesos de memoria que ha tenido esté acontecimiento para que el visitante reflexionara el por qué no debe olvidarse, y el espacio de Los Pinos en este último aspecto permite una proyección importante al relacionarlo como un espacio de poder y pensar qué dinámicas relacionadas con el autoritarismo siguen presentes en este lugar que se presenta como un espacio libre.
La interacción con el público fue diferente a otros espacios en los que el memorial efímero había tenido presencia. La mayoría de los visitantes eran casuales, personas que recorrían Chapultepec como parte de sus actividades de fin de semana. Entre familias, parejas y solitarios los abordamos desde la plática casual hasta el abordaje más elaborado para conducirlos a la reflexión de una manera más cercana.
Está experiencia nos permitió provocar al visitante a cuestionarse la información que conocía y recordaba sobre el movimiento estudiantil y su propia postura ante los hechos en un espacio creado como residencia moderna del presidente, utilizado como cuartel de malas decisiones y ahora con nuevas funciones al convertirse en un centro cultural.